CIUDAD DE MÉXICO, 10 de septiembre.-Cuando los migrantes centroamericanos llegan a Estados Unidos tras cruzar México, el relato parece un cuento de horror, “pero parece menor comparado con la diaria realidad de pobreza y violencia en Centroamérica”, cuenta el semanario canadiense McLean’s.
Para McLean’s y otros medios internacionales, la situación es particularmente difícil en Honduras, un país que algunos consideran casi como un Estado fallido y que su gobierno trata de enderezar frente a circunstancias por demás complicadas.
Cuando el pasado 27 de julio la policía hondureña detuvo a Arnaldo Urbina Soto, acusado de almacenamiento de armas y lavado de dinero, puso de relieve lo que se considera como una creciente penetración de la delincuencia organizada en las instituciones de Honduras.
Urbina era alcalde del municipio de Yoro, ubicado en el departamento del mismo nombre del norte del país, cerca de las costas del Mar Caribe y de los Puertos de Cortés y de La Ceiba, las principales salidas marinas de Honduras.
“La idea de que un alcalde dirigiera su propia red criminal indica la profundidad a la que el crimen organizado ha penetrado las instituciones hondureñas”, comentó el grupo InsightCrime, dedicado al estudio de las actividades criminales en América Latina.
Pero ese arresto, prominente como fue, no parece sino la proverbial “punta del iceberg”. De hecho, Marlon Pascua, ministro de Defensa hondureño desde 2009, se refirió al país como “narco-almacén”.
Estados Unidos considera a Honduras como un muy importante punto de paso para las drogas.
“Se cree que la fuerza policial de Honduras, en particular, está fuertemente vinculada a la actividad criminal y, al parecer, la élite política del país ha ayudado a facilitar las actividades de poderosos grupos de narcotraficantes”, aseveró InsightCrime.
Esos grupos son, en concreto, los cárteles mexicanos del narcotráfico. Honduras se ha convertido en uno de los principales puntos de paso para la cocaína de Sudamérica y, por tanto, en un punto de operación para los cárteles.
Ya en 2009 el entonces “zar” antidrogas, Julián Arístides González, advertía que Honduras se encontraba entre las redes del narcotráfico al sur y las ricas y violentas mafias del norte: “casi todas las organizaciones mexicanas se reparten el territorio. Y cuando se encuentran, pelean por él”, dijo al periodista Ioan Grillo.
Asesinado el 8 de diciembre de 2009, González relató cómo los cárteles mexicanos subcontrataban a pandillas hondureñas para mover su mercancía, adquirieron propiedades para usarlas como bases de operación y negocios para lavar dinero.
Y en 2013, Lesly Portillo, viuda del asesinado González, apareció en un programa de televisión para denunciar que “fueron los policías los que asesinaron a mi esposo”.
Se agravó con el golpe de Estado
El año 2009 es considerado como un parteaguas, toda vez que fue cuando un golpe de Estado derrocó al presidente Manuel Zelaya por tratar de alterar la Constitución para prolongar su mandato. El hecho creó una crisis política.
También fue el año en que la actividad de los cárteles sacudió a los hondureños. Las Fuerzas Armadas se alejaron del cuidado del orden público para concentrarse en el problema político.
Y hoy, consignó la revista McLean’s en su número de julio 28, “las escuelas literalmente se están vaciando”. Las revista citó a Héctor Urbina, un director de escuela en Olancho, que ha visto disminuir su número de estudiantes a 200 en 2013 y a 143 este año. Los padres se llevan a los niños para mejorar sus posibilidades de aceptación.
El problema, sin embargo, antecede a la crisis.
En 2010, un reporte de Freedom House consignaba que “desde 2006 Honduras entró en territorio peligroso debido a la ineficiencia política y su incapacidad para mantener instituciones democráticas”.
De acuerdo con ese texto, “la gobernabilidad ha sido afectada por presiones de intereses de negocios, élites políticas, los militares” y factores de poder tradicionales.
Pero precisó también: “el poder desestabilizador del crimen transnacional y la extendida violencia envuelven ahora al país: asesinatos, extorsión y secuestros se han tornado problemas de diario. Más aún, un ineficiente y corrupto sistema judicial pone a Honduras en una ruta de mayor inseguridad para crear mayores niveles de impunidad...”.
De acuerdo con Isaac Santos Aguilar, titular de la Dirección de Lucha contra el Narcotráfico (DLCN), los actos de alta violencia siempre están relacionados con el tema de narcotráfico y el consumo de drogas.
El funcionario dijo al diario El Heraldo de San Pedro Sula que se han detectado a “personas extranjeras, mexicanas”, que trabajan en la zona norte del país con identidades hondureñas y nombres falsos. Hay también colombianos y guatemaltecos. “La zona norte del país es donde están operando los cárteles internacionales del trasiego de droga”,
enfatizó.
Hace apenas unas semanas, una de las principales figuras en el transporte de drogas a través de Centroamérica, José Natividad Luna Pereira, alias Chepe Luna, uno de los fundadores de la organización salvadoreña Los Perrones de Oriente, fue asesinado cerca de su negocio de transportes en Comayaguela, Honduras.
De acuerdo con el periodista salvadoreño Héctor Silva, “su alianza con los estados centroamericanos, el salvadoreño primero y el hondureño después, fue tan eficiente que los operativos fallaban, las cortes botaban casos contra él, las órdenes de captura se perdían y él, tranquilo, sonriente como en la última foto que se le conoció –la que publicó la prensa hondureña tras su enésima captura y liberación–, hacía crecer sus negocios. Y seguía sobornando, abrazándose al poder”.
La policía hondureña, dice un reporte del Departamento de Estado nortamericano, en todo caso ha estado involucrada en delitos que van del robo de autos a la ejecución extrajudicial. Y la desconfianza hacia ella sólo compite con la desconfianza hacia el Poder Judicial.
“En Honduras es el tráfico de drogas lo que genera violencia, la violencia genera migración, la violencia reduce las oportunidades y a su vez golpea la economía, por consiguiente, hay migración”, dijo hace unos días el nuevo presidente, Juan Orlando Hernández, a la emisora Voz de América.
El mandatario, que asumió la Presidencia a principios de año, tiene frente así una difícil tarea, advirtió la organización Transparencia Internacional: “Honduras es uno de los países más pobres y más atribulados en América. No sólo tiene una de las más altas tasas de criminalidad y asesinatos en el mundo, sino una de las más bajas calificaciones de la región en la percepción de corrupción de Transparencia Internacional y en el Índice de Desarrollo Humano”.
De acuerdo con el Reporte sobre Competitividad Global del Foro Mundial Económico para 2012 y 2013, “el crimen, la corrupción y la ineficiente burocracia son los principales factores de problema para negocios”.
Para dar una idea del impacto, el propio Juan Orlando Hernández afirma que hasta 70% de los niños hondureños que se han dirigido a Estados Unidos el último año son originarios de regiones donde opera el narco.
De hecho, si para el país la cifra de crímenes era de 84 por cada cien mil habitantes en 2013, para la región de San Pedro Sula, cerca de Yoro y a un lado de la frontera con Guatemala, era de más de 100 por cada cien mil, un número que sólo se da en estados en guerra –y a veces ni en ellos–.
Según estimaciones de la ONU, en 2010 había unos 36 mil pandilleros, pertenecientes en especial a la Mara Salvatrucha y Barrio 18, que se disputan el territorio y tienen vínculos con sus similares en El Salvador, Guatemala, México, Estados Unidos y aún más allá.
En contraste, las Fuerzas Armadas Hondureñas tienen unos 12 mil hombres.
“Estos grupos ejercen control sobre los principales centros urbanos de los países, extorsionando a la población y limitando su movimiento, reclutando niños y enfrentándose tanto entre sí como con las fuerzas de seguridad”, apuntó InsightCrime, que citó varios análisis distintos, incluso uno del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR).
Peor aún, las pandillas comienzan a utilizar mejores métodos de organización y armas de uso militar. Recientemente, denuncias en San Salvador consignaron intentos de infiltración en el ejército y la policía.
Pero muy al margen de informes oficiales y de que Honduras sea considerado uno de los países más pobres del continente, y sin duda el más violento, ya hace años se señala que una parte de la élite política ha, por lo menos, ayudado a facilitar las actividades de grupos
de narcotraficantes.
Las versiones circulantes en ese país han hablado de jefes políticos convertidos en “capos” de “mini-cárteles” de protección ubicados en cada uno de los departamentos hondureños que son parte de las rutas del narcotráfico, desde los puntos de desembarco en la selva misquita, en la costa-frontera con Nicaragua, y luego hacia Guatemala y El Salvador por rutas de la carretera panamericana.
Y los dineros del narcotráfico, dicen algunos, han llegado incluso a las campañas presidenciales de Honduras.
En ese marco, el que Luis Arnaldo Urbina Soto se pusiera al frente de una organización como ésa, parece una estrategia errónea, si no peligrosa, para un político con un alto perfil público. Pero puede ser también que hasta sea un indicio de la impunidad de que disfrutan, o creen disfrutar, los funcionarios hondureños.
Pero también del tamaño del problema. Se calcula, por ejemplo, que Honduras es el punto de paso para entre 130 toneladas y 300 toneladas anuales de cocaína. De creer estimaciones Washington, 80 por ciento de los vuelos de narcotráfico de Sudamérica a EU pasan por este país.
El presidente Hernández señaló que su país necesita de la asistencia estadunidense, en la forma tal vez similar a la Iniciativa Mérida o el Plan Colombia, pero con un añadido de guerra contra la pobreza.
Sea lo que sea, es tan malo que hace que los riesgos que enfrentan los migrantes parezcan pequeños, aunque incluyan muerte, mutilación, robo y violaciones.
Tal como ocurre cada que es derrotado, René Bejarano empieza a blofear de que no perdió nada, de que las cosas se mantienen igual y de que la IDN está más vivita que nunca.
Parece que el de las ligas no ve la frialdad de los números de las internas del PRD, pues en el DF y en el país las tribus que se unieron contra él y sus aliados les sacan una ventaja de 3-1, lo que los deja fuera de la elección de dirigentes de primer nivel en el partido.
No es que Bejarano ignore la paliza; mantiene su discurso triunfalista para no perder el apoyo interno en su tribu, pero sobre todo para poner en marcha la estrategia de siempre: blofear para forzar una negociación en la que al menos conserve lo que tiene.
Por lo pronto ayer adelantó que irá a los tribunales a exigir que limpien el cochinero que según hicieron Los Chuchos; otro recurso burdo para retrasar la elección de Carlos Navarrete como presidente del PRD y presionar para que le dejen la secretaría general.
O sea, el gastado cuento de siempre, que esta vez ya todo el mundo espera.
En una conferencia que ofreció ayer el llamado Frente Amplio de Izquierdas —que luego de la elección se debería llamar el Frente Micro de Izquierdas—, el elástico dirigente se aventó la puntada de dejar que Marcelo Ebrard —antepenúltimo lugar— diera el discurso a nombre de los perdedores.
Y fue toda una joya, pues sólo alguien tan cínico y desmemoriado como él podría aventarse un rollo en que cada palabra que decía echaba abajo cualquier argumento que quisiera usar en contra de sus victimarios, y para muestra van tres botones.
“Al PRD no lo fundamos para que se convirtiera en un ente sin principios y con prácticas clientelares. Es el partido donde varios dieron la vida o sufrieron cárcel y persecuciones”.
En primer lugar, Marcelo no fundó el PRD, lo combatió. Claro que hubo muertos, perseguidos y encarcelados, pero fue precisamente por el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, al que Ebrard sería en la primera línea política, vaya cinismo.
Dijo también que gobiernos municipales, estatales y hasta el federal entregaron despensas y dinero para apoyar a las planillas de Los Chuchos. A ver si no se muerde la lengua, pues en Iztapalapa, Cuauhtémoc, Tlalpan y otras IDN hizo justo eso.
Pero si alguien utilizó el corporativismo a su favor en el PRI y luego en el PRD fue precisamente Marcelo. ¿O ya olvidó las despensas, los programas y el dinero que usó como jefe de Gobierno del DF para hacer ganar a Juanito en Iztapalapa, por ejemplo?
Al grado de que Lola Padierna y el propio Bejarano —que hoy lo defiende– le fueron a colgar bolsas de despensas al Antiguo Ayuntamiento para protestar contra él.
Y para rematar, dice que el PRD debe ser opositor al gobierno neoliberal de Enrique Peña Nieto. ¿Qué no Marcelo perteneció al gobierno más neoliberal de Salinas de Gortari y lo defendió a muerte hasta que huyó de ahí con Manuel Camacho cuando Luis Donaldo Colosio les ganó la candidatura del PRI?
A lo mejor Bejarano le dio chance a Marcelo —un poco menos impresentable que él— de que hablara a nombre del Frente Mínimo de Izquierdas, pues justo en ese momento la Contraloría del DF daba a conocer a los culpables del fiasco de la Línea 12 del Metro que Ebrard inauguró.
Porque de otra forma no se explica que un exsalinista de hueso colorado haya hablado a nombre de la izquierda que fue “reprimida y masacrada cuando creó al PRD”.
En resumen, todo es parte del blofeo de Bejarano para tratar de intimidar a las otras tribus y obligarlas a que se sumen a él, a fin de no perder sus tajadas del rico y millonario pastel amarillo.
CENTAVITOS… Cómo se ve que Federico Döring y Jorge Romero ya cocinaron algo para rescatar algo de lo perdido, pues de otra forma no se entiende que Santiago Taboada sustituya como vicecoordinador del PAN en Donceles a Laura Ballesteros.… Otra delegación donde la IDN fue borrada es Miguel Hidalgo; no hubo sorpresas en la aplastante victoria de Víctor Hugo Romo, sino que el diputado Roberto Candia se fue al segundo lugar, con lo que se convierte en uno de los actores con los que habrá que negociar para 2015.
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